
Lo primero que hay que hacer para salir del pozo, es dejar de cavar
En situaciones difíciles, podemos correr el riesgo de que las deudas tomen el control de nuestras vidas y hasta se conviertan en una obsesión que nos llena de ansiedad y estrés durante años y años.
Sin embargo, es posible salir de las deudas y (re) comenzar a ahorrar para armar los cimientos de nuestra libertad financiera
La eliminación de deudas se compone de tres pasos:
A) Dejar de contraer nuevas deudas
B) Crear un fondo de reserva
C) Disolver las deudas.
A) Dejar de contraer nuevas deudas
Parece un concepto trivial y de sentido común, pero cuando las deudas dominan nuestra mente, la racionalidad a menudo se escapa muy lejos.
Además, nos abruma una sensación de constante malestar y disgusto, que nos impide tomar decisiones con sangre fría
Cuando decimos “dejar de contraer nuevas deudas”, está implícito la inmediatez: es YA que hay que dejar de endeudarse. No empezar mañana, ahora.
Esto también significa también darse cuenta del problema. No tratar de esconder la cabeza bajo la arena y esperar que la "roca" se disuelva por sí sola.
Admitir que hay un problema.
Reconocer que la culpa no es de los otros (la mala suerte, las circunstancias, la familia, etc), si no suya, quizás sea difícil, pero es imprescindible hacerlo.
Seguir gastando el dinero que no ha ganado, es exigirle un crédito a su futuro.
Además, es fundamental comunicarse con los acreedores y explicarles que no les puede pagar en lo inmediato. Esto es válido también para las entidades bancarias
Analizar los gastos
Analice en que puede ahorrar y que puede cortar. Haga una lista con las deudas, los gastos imprescindibles que tiene que hacer y confróntela con los ingresos previstos. Recuerde poner fechas y plazos para no tener un desfasaje en el tiempo
Trate de planear de esta manera un año completo y vea los resultados. Lleve día a día el control de gastos y de ingresos para corregir desviaciones
Concéntrese en gastar únicamente en cosas realmente necesarias.
B) Crear un fondo de reserva.
Abra una cuenta de ahorros (o una cajita en su casa) para un armar fondo de emergencia.
Ni bien tenga un ingreso, oblíguese a colocar la cantidad de dinero que consideró guardar y que nada lo aparte de esa acción.
Este dinero es un fondo de reserva sólo para emergencias. Tiene dinero líquido, pero no disponible. De lo contrario, usted se estará saboteando desde el principio y gastará fácilmente ese dinero en cosas no esenciales.
El armar su fondo de reserva, le brindará seguridad y tranquilidad. Se dará cuenta que puede controlar la situación y que cada vez está más cerca de salir de esa situación angustiante.
C) Disolver las deudas.
A menudo nos encontramos paralizados al ver la cantidad de deudas que nos sobrepasan y el primer pensamiento es "no voy a salir nunca".
El secreto para hacer frente a las deudas
Usando el mito de la antigua Roma de Horacios y Curiacios, que abajo describimos, el secreto es “un Curiacio por vez”. Esto significa que hay que hacer un plan para liquidar una deuda a la vez. No trate de hacer frente a todas juntas porque es probable que no llegue y se desplome en el camino
Al momento de pagar tiene que elegir qué deuda pagará primero. Cancele antes que nada, las que tengan una garantía y sean importantes: la hipoteca, el auto (sobre todo si lo usa para trabajar). Otro criterio es cancelar las deudas que tengan los intereses más altos para que no sigan corriendo aumentando el monto que debe.
Y siempre queda la opción para analizar con cuidado de vender toda su deuda a la entidad bancaria. De esta forma sólo tendrá un acreedor: el banco
Pero lo más importante. Cuando llegue el hermoso día en que ya no tenga deudas le sugerimos que para seguir viviendo con tranquilidad e independencia, aprenda a manejar el dinero, para poder enfrentar eventualidades, tener ahorros para sus gustos,etc. Caso contrario, la historia se volverá a repetir
El Mito de Horacios y Curiacios
En los comienzos de su historia, la ciudad de Roma debió competir con otras ciudades vecinas. Una de ellas fue Alba. Para evitar un baño de sangre, Roma y Alba acordaron que en su representación lucharían sólo tres guerreros por bando. Roma escogió a tres hermanos, los Horacios, en tanto Alba eligió a otros tres hermanos, los Curiacios. No bien comenzó el duelo, los Curiacios dieron muerte a dos Horacios. El Horacio restante empezó a huir. Eufóricos, los tres Curiacios lo persiguieron pero, como corrían a desigual velocidad, se fueron separando unos de otros. Cuando se habían distanciado lo suficiente entre ellos, Horacio pegó la vuelta y los mató uno por uno.