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Cuando no vemos donde está el problema

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Cuando no vemos donde está el problema

Meses atrás nos convocaron para hacer el diagnóstico de una empresa cuya rentabilidad poco a poco que iba disminuyendo.

Vendían productos especiales lo que les permitía tener un captive market y los clientes seguían comprando.

A simple vista no podía ver que ocurría.

La dirección pensaba que la empresa estaba bien y era el cliente quien estaba raro.

Y no pudo interpretar, las fuertes señales del medio que le indicaban cual era la causa de este problema.


Comenzamos a trabajar y encontramos estos indicadores

o  Entre el personal mejor calificado, subyacía un ‘gran mal humor’ por la política laboral que privilegiaba a otros menos capacitados pero amigos del círculo íntimo directivo.

Por esto, muchos colaboradores muy valiosos, terminaron renunciando, y así se debilitó la fuerza del trabajo.

o  Los empleados perdían mucho tiempo charlando, usando sus celulares, revisando sus redes sociales, preparándose bebidas y comidas, etc.
Algún joven brillante por ahí, creaba su isla de iniciativa, pero la falta de reconocimiento e incentivos, lo terminaba venciendo.

o  Se había perdido el sentido de pertenencia. Solo había descontento, negligencia y pérdida de alineación con los objetivos de la empresa. Los empleados no tenían ningún otro interés que la remuneración a fin de mes.
o  Los directivos vivían en la ilusión de que la empresa seguía siendo la de antes, pero la realidad era diferente. Si bien tenía clientes cautivos, los nuevos que se acercaban, pretendían prestaciones que la empresa no podía satisfacer.

o  El monitoreo de la satisfacción del cliente nunca fue considerado. Si hubiesen preguntado a los clientes el grado de satisfacción, hubieran sabido que medidas rápidas y acertadas tomar, para adaptarse a los tiempos

o  Años anteriores la dirección había experimentado, algunas restructuraciones organizativas, pero no tuvo voluntad real de innovación y cambio. Caían siempre en elecciones cómodas y conocidas
.
o  El entusiasmo, la pasión por los desafíos, que habían hecho posible el nacimiento de la empresa, comenzó a decaer aplastado por la rutina diaria y por la creencia de que todo estaba bien sin advertir que el afuera estaba cambiando.

Conclusión:

La dirección, frente a las muchas señales que exigía un cambio se escudaba en una administración prolija, con balances en orden e interesante flujo de dinero y clientes (hasta el momento) cautivos

No siempre el síntoma del problema emerge en el plano económico o financiero, pero si siempre, cualquiera fuera el problema, estos aspectos a la larga se resienten y son el paro cardíaco con el que termina la vida de una empresa.

Logramos hacerles entender lo importante de los cambios culturales y como la rentabilidad se ve afectada por otros aspectos que parecieran inconexos.

Hoy estamos trabajando codo a codo con la dirección y el personal. Podemos decir, con toda satisfacción que estamos en el camino hacia un resultado exitoso.
 
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